El temor del Señor es el principio de la sabiduría, la más alta y mejor sabiduría, para este mundo y para el mundo venidero, que fluye de la reverencia de Dios que se basa en la fe; un buen entendimiento, una debida apreciación y reconocimiento de los valores de la vida, tienen todos los que guardan sus mandamientos, fieles en sus deberes según su Palabra, pudiendo los hombres espirituales tener el justo juicio en todas las cosas.

Su alabanza permanece para siempre, es decir, todo el que teme al Señor con la reverencia que es fruto de la fe puede ser correctamente llamado feliz y bienaventurado, ya que está en la relación más íntima con su Padre celestial, de quien fluye toda bendición.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad