Tú me mostrarás, aunque fue un verdadero ser humano, el camino de la vida, el camino que conduce al disfrute pleno e ilimitado de la vida eterna; en tu presencia hay plenitud de gozo, delante del rostro de Jehová, en la luz de gracia de su rostro; a tu diestra hay delicias para siempre,como duran por toda la eternidad. Jesucristo, aunque yacía en la tumba, sostenido por el poder de la muerte aparentemente como todos los seres humanos, su alma estaba separada de su cuerpo, sin embargo, no estaba sujeta a la corrupción ni a la decadencia, sino que resucitó al tercer día, habiendo ahora su naturaleza humana entró en el uso pleno de la gloria y majestad divinas que se le comunicaron en la encarnación. Además, todos los creyentes que están unidos a Él en verdadera comunión, serán con Cristo participantes de los placeres eternos del cielo.

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