Porque entonces volveré al pueblo un lenguaje puro, purificando sus labios pecaminosos y capacitándolos para que lo invoquen con labios puros, para que todos invoquen el nombre del Señor, en la verdadera unidad de una fe común que se describe en Juan 17 y Efesios 4, para servirle con un consentimiento, literalmente, "con un hombro", llevando todos juntos el agradable yugo de Jehová.

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