En Tesalónica y Berea, el apóstol visitó las sinagogas, y nuevamente en cada caso surgió persecución por parte de los judíos. Una frase que salió de los labios del líder de la turba muestra con qué rapidez se estaba abriendo camino el Evangelio. Dijeron: "Estos que han trastornado el mundo también han venido aquí".

Pasando a Atenas, tenemos el maravilloso relato de la acción de Pablo allí. El efecto sobre él de lo que vio se revela en la declaración: "Su espíritu se irritó dentro de él al contemplar la ciudad llena de ídolos". Cuando por fin se encontró confrontando a los sabios en Mars Hill, entregó un mensaje caracterizado por la cortesía y la claridad desde su punto de vista, y finalmente les declaró la gran doctrina de la resurrección.

Basando su mensaje en lo que encontró entre ellos, con maestría construyó una estructura que lo llevó a esta declaración de la resurrección. Su discurso consiste primero en declaraciones acerca de Dios; segundo, de declaraciones sobre la relación del hombre con Dios; y, en tercer lugar, una declaración de la posición de Cristo reivindicada por Su resurrección.

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