Este es un gran canto de adoración. Abre y cierra con las mismas palabras. Estas palabras encierran el salmo y crean su carga. Los asuntos intermedios son pruebas de las declaraciones de apertura y cierre. Son dos. La manifestación de las excelencias de Jehová en la naturaleza y el hombre. Estos se enuncian primero brevemente (1,2) y luego se describen más particularmente (3-8). La principal manifestación está en el hombre, que se revela en ambas secciones. La perspectiva de la naturaleza es hacia el cielo circundante, toda la gloria del cual se expresa en un pensamiento inclusivo: Jehová ha puesto Su gloria allí.

De aquí el cantor se dirige a los niños pequeños, en quienes encuentra una perfección de alabanza ausente del cielo glorioso. Es como "aquietar al enemigo y al vengador". Estos dos hechos se consideran más particularmente. La primera impresión sugiere la pequeñez del hombre. En presencia del glorioso cielo, el hombre parece poco considerado. Sin embargo, no es así. El hombre es más grande que todos. Él es un poco más bajo que Dios.

Su lugar es el de dominio. La contemplación del cielo conduce a la consideración del hombre. Esto crea en el hombre, primero, un asombro ante la consideración que Jehová tiene de él. Esta consideración surge en la investigación, y el hombre se encuentra más cerca de Dios que los cielos. El problema es la adoración. Es el verdadero orden de la creación. Por el pecado del hombre se ha perdido. A través de Jesús está siendo restaurado.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad