Y sin fe es imposible agradarle; porque el que viene a Dios debe creer que él es, y que recompensa a los que lo buscan. '

La introducción al capítulo y estos ejemplos ponen de manifiesto que sin esa fe no podemos agradar a Dios. El que viene a Dios debe creer que Él existe y se interesa por los que son Suyos, y debe creer que responde con gracia a quienes lo buscan, porque Él lo ha revelado. Deben creer en el interés y la bondad de Dios para con ellos, y en Su recompensa final. Deben mirarlo a Él personalmente.

Son estas cosas las que los mantendrán firmes. Así, los que quieren agradarle lo hacen con fe receptiva, y los que retroceden, en quienes Él no se complace, sólo revelan que su fe no es genuina.

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