Jesús le dice: "María". Ella se vuelve y le dice en arameo, "Rabboni", que es como decir "Maestro".

Entonces Jesús rompió en su angustia. 'Jesús le dice: "María". La voz bien recordada la levantó con una sacudida. El hecho de que tuviera que 'darse la vuelta' indica que no lo había estado mirando correctamente. Ahora el nombre y la voz traspasaron su velo de lágrimas. Seguramente, debe haber pensado, ¿no podría ser? Nadie puede permanecer indiferente ante el drama de este momento. De repente, sus ojos se abrieron y lo vio como era.

Ni siquiera podemos comenzar a comprender lo que esa revelación significó para ella en ese momento. Todo su ser debió estar lleno de asombro y gratitud y hasta tal punto que, gritando 'Maestro', lo abrazó y no lo soltó.

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