"Y he aquí, había delante de él un hombre que tenía hidropesía".

Allí, ante Él, Jesús vio un caso sencillo de un hombre con hidropesía. Se trataba de una enfermedad horrible en la que el agua debajo de la piel hacía que la piel se hundiera y se "cayera". Significaba que sus extremidades y tejidos estaban hinchados por el exceso de fluidos corporales. Era una condición que se asociaba comprensiblemente con la inmundicia y la inmoralidad. El hombre siempre ha estado dispuesto a culpar a las personas de los problemas ajenos, aunque nunca aplicando ese criterio a su propia situación.

Y he aquí. Esto puede tener la intención de indicar que su presencia fue una sorpresa y puramente circunstancial.

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