2 Corintios 3:17f. En 2 Corintios 3:17 explica las razones profundas por las que el hecho de volverse al Señor es seguido por la remoción del velo, y al hacerlo, expresa una declaración de la mayor importancia para su cristología: el Señor es el Espíritu.

Porque aquí, como en todas partes con pocas excepciones, el Señor es Cristo. Es el Cristo celestial a quien reconoce como el Espíritu. Su influencia es la misma. El que se vuelve hacia el Uno se vuelve hacia el Otro. Y donde está el Espíritu, hay libertad (de la Ley). El velo que obstaculiza se quita. Y así, debido a que los cristianos son hombres que se han vuelto a Cristo, no hay tal velo sobre sus corazones o sobre su revelación de Dios.

Reflejan la gloria del Señor Cristo intacta. Más aún, al reflejarlo experimentan un cambio continuo dentro de sí mismos. La imagen que reflejan se forma en ellos y avanzan de una etapa de gloria a otra, como podría esperarse de la obra del Señor el Espíritu. En el caso de Moisés, la gloria disminuyó y se desvaneció; en el caso de los cristianos aumenta y se ilumina. Y donde el AT habló de la gloria de Yahweh, Pablo habla de la gloria de Cristo.

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