NOTAS CRÍTICAS Y EXPLICATIVAS

1 Timoteo 5:1 . No reprendas a un anciano. - Es decir , no reprende enérgicamente a uno avanzado en años. La autoridad de San Pablo nunca fue la de aquellos que "se enseñorean de la herencia de Dios".

1 Timoteo 5:2 . Como hermanas, con toda pureza. —Con severa castidad de pensamiento y expresión.

PRINCIPALES HOMILÉTICOS DEL PÁRRAFO.— 1 Timoteo 5:1

El tratamiento del pastor a ancianos y jóvenes de ambos sexos.

I. Los viejos y los jóvenes pueden equivocarse. —Hay tentaciones y pecados propios de todos los períodos de la vida. La efervescencia de la juventud puede degenerar en frivolidad. La tranquilidad de la edad puede generar mal humor o una peligrosa confianza en uno mismo. Los jóvenes y los mayores deben aprender a respetarse unos a otros. Los ancianos deben mirar a los jóvenes con esperanza, con simpatía, con afecto, con agradecimiento y no con celos. Y los jóvenes deben tratar a los ancianos con respeto, reverencia y con alegre sumisión a sus sabios y ansiosos consejos.

II. La reprensión debe administrarse teniendo debidamente en cuenta la edad y la relación de las personas que cometen el mal ( 1 Timoteo 5:1 ) .— La juventud y timidez natural de Timoteo pueden ser una barrera para que emprenda el oficio de reprobador, especialmente al tratar con aquellos mayor que él. Por eso el apóstol lo exhorta a la fidelidad en este deber.

Incluso al reprender, los ancianos deben ser tratados como padres y madres, los jóvenes como hermanos y hermanas. No debemos olvidar la reverencia debida a la edad, ni debemos perder nuestra simpatía por los gustos y esperanzas de los jóvenes; pero no debemos permitir que nuestras predilecciones personales interfieran en tratar fielmente los errores y pecados manifiestos de todas las clases.

III. La reprensión es una parte necesaria pero difícil del deber de un pastor. —Existe un placer indescriptible en el estudio, en la predicación y en la comunión social y espiritual con el pueblo cristiano; pero reprender es una tarea difícil y requiere tacto y coraje. Todo depende del método y el espíritu con que se administre la reprensión, y debemos procurar ser justos y fieles. Reprendir con un temperamento áspero y arrogante hará más daño que bien, y eludir el deber es una pérdida para nosotros y un daño para el ofensor. No hay parte de la obra de un ministro que requiera más precaución y ternura, y por la que necesite orar más fervientemente, que reprobar el pecado evidente con sinceridad y fidelidad.

Lecciones. -

1. La enseñanza del ministro debe adaptarse tanto a los ancianos como a los jóvenes .

2. Debe cultivar una generosa simpatía por la vida joven .

3. Debe saber reprender y animar .

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