Lucas 6:40

La vida, la escuela por la eternidad.

I. Mire al Gran Maestro. Que cualquiera, que alguna vez haya sido enseñado por alguien, diga cuáles son los requisitos para que la enseñanza sea placentera y eficaz. Incluso un niño responderá: "Dos cosas: un conocimiento profundo de su tema y el poder de simpatizar con la mente que está instruyendo". Entonces, ¿qué debe ser para ser enseñado por la omnisciencia? por Aquel que puede decir, de todo conocimiento, en un sentido que ningún otro podría pretender: "Yo hablo lo que he visto". Qué fácil es aprender lo más difícil del universo, cuando Él lo hace como un rayo de sol.

Y sin embargo, todo el tiempo, de todas las cosas que Jesús sabe, no hay nada que Él sepa tan bien como conoce al hombre su capacidad, su debilidad, su lentitud, sus perplejidades. Para que su omnisciencia no sea mayor que su compasión y consideración.

II. Del Maestro, mire el libro de lecciones. Un libro con un precepto, y un ejemplo, y una ilustración sobre cada punto: principios profundos llevados a cabo con razón a sus elevadas conclusiones el razonamiento cercano con exquisita imaginería apela a los afectos siempre a la par de las convicciones del entendimiento. Ahora, en esta escuela, donde Cristo enseña la Biblia, es innecesario que yo haga notar que ningún erudito puede ser más grande que su Maestro.

III. "Todo aquel que es perfecto será como su maestro". La palabra no transmite igualdad, sino semejanza. El reflejo no es igual al rayo original, pero es "como es". La imagen no es como la original, pero es "como está". El intelecto inferior es como la mente más elevada de la que ha tomado su tono y sus sentimientos. Por lo tanto, el verdadero sentido es este: "Todo aquel a quien Dios ha provisto" esa es la palabra original "se parecerá a su maestro.

"Así como el alumno bien enseñado toma el color de su preceptor, así tomarás poco a poco la mente de Jesús. Verás las cosas desde el mismo punto de vista. Tus pensamientos, tus ideas, tus modos de actuar, tu hombre interior, gradualmente se asimilará a Él. Habrá semejanza.

J. Vaughan, Cincuenta sermones, segunda serie, pág. 368.

Referencias: Lucas 6:40 . Expositor, primera serie, vol. xi., pág. 178; CC Bartholomew, Sermones principalmente prácticos, pág. 231. Lucas 6:41 . J. Baines, Sermons, pág. 73; J. Keble, Sermones para los domingos después de la Trinidad, parte i., P. 118.

Lucas 6:41 ; Lucas 6:42 . D. Fraser, Metáforas de los Evangelios, pág. 38. Lucas 6:43 ; Lucas 6:44 .

Ibíd., Pág. 76. Lucas 6:44 . Homilista, vol. VIP. 361. Lucas 6:45 . J. Martineau, Esfuerzos después de la vida cristiana, pág. 487. Lucas 6:46 . Spurgeon, Sermons, vol. xxix., No. 1702.

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