Mateo 10:23

Tenemos aquí un precepto y una razón para ello. Ambos son difíciles. El precepto es inusual y la razón ambigua.

I. El precepto es precepto de prudencia. Dice: Hay una gran obra ante ustedes, una obra que requiere trabajadores. Los obreros son pocos en el mejor de los casos, y no deben ser reducidos mediante sacrificios desenfrenados. Piensa en la obra, piensa en el objeto, piensa en las almas, piensa en el Salvador; piensen en estos más que en ustedes mismos. El martirio mismo puede ser un egoísmo sublime, el entusiasmo puede exagerar incluso el sacrificio; o, al menos, el sacrificio de la vida puede ser más noble, más heroico, más divino que el sacrificio de la muerte. Cada uno como Dios quiere; pero debes interpretar la voluntad de Dios por las exigencias de la obra. La huida puede ser coraje, si es huida por Cristo y con Cristo.

II. La obra de Cristo en el mundo nunca se terminará hasta que Él venga. No solo los obreros, uno por uno, serán removidos por la muerte, sino que la obra misma será interrumpida, inacabada, por el advenimiento de Cristo. "No habéis acabado de las ciudades de Israel hasta que venga el Hijo del Hombre". Nuestro Señor, por tanto, atiende nuestras necesidades advirtiéndonos contra varios errores que pueden estropear y arruinar el verdadero trabajo.

Uno de ellos es la exigencia de antemano de una redondez e integridad del deber definido, que no se encuentra a menudo y que ciertamente no debe esperarse. La vida y la obra, y la obra de Cristo de la que habla este texto, nunca se terminan hasta que venga el Hijo del Hombre. (1) Una razón de esto radica en la mera secuencia de generaciones humanas. Los nacimientos y las muertes son incesantes. "Una generación va y otra generación", pero ambos están en el escenario a la vez durante una gran parte de la vida de la tierra, y el tablero nunca está despejado para un nuevo comienzo.

(2) Otra razón más profunda radica en la naturaleza del trabajo. El trabajo más real de todos es lo intangible e impalpable que llamamos influencia. La influencia es lo que Cristo busca, y es algo indefinido y, por tanto, interminable. (3) Podemos ver otra razón para este arreglo: la incompletitud de todo el trabajo que merece ese nombre; y es la seguridad que así se da por la salubridad del trabajo.

CJ Vaughan, Contemporary Pulpit, vol. viii., pág. 257.

Referencia: Mateo 10:23 . H. Ware, Expositor, segunda serie, vol. ii., pág. 202.

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