LEY Y EVANGELIO COMPARADOS

"Pero si el ministerio de la muerte, escrito y grabado en piedra, fue glorioso, ... mucho más glorioso lo que queda".

2 Corintios 3:7

En estos versículos tenemos una comparación entre la antigua y la nueva dispensa en defensa del ministerio de San Pablo: una comparación de la menor a la mayor. El antiguo fue glorioso en las circunstancias de su promulgación en el Sinaí, pero es superado en gloria por el nuevo.

I. Muerte y vida. —La ley era un ministerio de muerte; el Evangelio es una ministración del Espíritu y, por tanto, de vida. El uno obra la muerte, el otro la vida: la vida es mejor que la muerte. El Evangelio, como ministerio del Espíritu, ilumina.

II. La ley fue escrita en piedras, el Evangelio está escrito en el corazón. —La ley era algo externo, que apelaba poco al corazón, ni animaba la voluntad; principalmente una carta; no es un principio o poder interno vivo, sino un ritual elaborado. El Evangelio está escrito, no con tinta o con instrumento de grabado en tablas de piedra, sino en las tablas de carne del corazón por el Espíritu. Es interior y espiritual, un poder y un principio viviente, el poder de Dios para la salvación que domina la vida interior del hombre. Lo interno y espiritual es más glorioso que lo externo y mecánico.

III. ¿Condenación o justicia? —La ley administra la condenación cuando se nos hace sentir que estamos bajo la maldición de la ley. La justicia se ministra cuando somos llevados a aceptar la perfecta justicia de Cristo como justificación.

IV. La ley ha perdido su gloria. —La ley se hizo gloriosa, el Evangelio es esencialmente glorioso.

V. Ley temporal, Evangelio permanente. —La economía mosaica estaba destinada, no a permanecer, sino a desvanecerse cuando había cumplido su tiempo y propósito. El Evangelio permanece, es imperecedero, nunca debe ser reemplazado.

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