Te alabaré con rectitud de corazón.

El deber de la gratitud

El agradecimiento es un deber en el que todos estamos en deuda con el Señor. Es bueno en lo que respecta a la equidad de la misma. Ya que el Señor nos da cosas buenas, ¿no volveremos a darle alabanzas? especialmente viendo que el Señor se contenta con dividir todas sus obras entre su majestad y nosotros, para que el bien de ellas sea nuestro, la gloria de ellas sea suya. Es bueno alabar al Señor por sí mismo, que es el objeto de nuestras alabanzas. Dado que Él es el tesoro de todo bien, el Autor de todas las bendiciones, no puede ser sino algo bueno bendecirlo.

3. Es bueno con respecto a nuestros asociados y compañeros en este ejercicio: los ángeles, querubines y serafines se deleitan continuamente en Sus alabanzas. Nuestros hermanos mayores, esa gloriosa congregación de los primogénitos, se nos describe cayendo sobre sus rostros, echando sus coronas a los pies del Señor, para darle la gloria de su redención. Ahora, habiendo orado para que se haga la voluntad de Dios en la tierra, como en el cielo, ¿por qué no nos deleitamos en estos ejercicios de alabar a Dios, mediante los cuales tenemos comunión con los que son glorificados en él?

4. Es bueno con respecto a los grandes beneficios que recibimos; de ese modo nada se acumula para el Señor, toda la ventaja es nuestra. ( Bp. Cowper. )

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