El cual también nuestros padres, que vinieron después, lo llevaron con Jesús a la posesión de los gentiles, a quienes Dios arrojó delante de nuestros padres, hasta los días de David;

Ver. 45. Traído ] Esto argumentó y agravó su levitatem plus quam desultoriam, mareo monstruoso al correr tras dioses extraños, teniendo al Dios verdadero tan cerca de ellos como nunca lo había tenido ningún pueblo. (Beza.) Se podría decir de ellos, como lo fue una vez del apóstata Balduino, que él tenía religionem Ephemeram, para cada día una nueva religión: o como Lactancio escribe sobre algunos idólatras de su tiempo, que fingieron lo que quisieron, y luego temieron lo que fingieron.

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