Pero todos los que le oyeron se asombraron y dijeron: ¿No es éste el que destruyó a los que invocaron este nombre en Jerusalén, y vino acá con ese propósito, para llevarlos presos a los principales sacerdotes?

Ver. 21. ¿No es este él? ] Lo es, y no lo es: no es Ille ego qui quondam, sino ego non sum ego. Es otro hombre de lo que era, y toda la Iglesia pronto oirá de esto: como una campana no se puede girar de un lado a otro, sino que hará un sonido e informará su propio movimiento.

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