Dijeron, pues, entre sí: No la rasguemos, sino echemos suertes sobre ella, de quién será; para que se cumpliera la Escritura, que dice: Repartieron entre ellos mis vestidos, y echaron suertes sobre mi vestidura. Por tanto, estas cosas hicieron los soldados.

Ver. 24. Para que se cumpla la Escritura ] Así exactamente se cumple el Antiguo Testamento en el Nuevo. Los testimonios de los cuales se citan no solo a modo de acomodación, sino porque son el sentido propio de los lugares. Los soldados no pudieron lanzar los dados sobre las vestiduras de nuestro Salvador, pero fue predicho. Esto muestra que nuestra redención por Cristo no es una impostura, sino un complot de la propia invención de Dios. Dejemos que esto nos resuelva contra todas las dudas.

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