Entonces Jesús le dijo: Si no veis señales y prodigios, no creeréis.

Ver. 48. Excepto que veáis señales, etc. ] Nuestro Salvador primero lo reprende, y por su buen comportamiento, lo acomoda. Vio la incredulidad de los cortesanos más peligrosa para su alma que la enfermedad para el cuerpo de su hijo.

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