Entonces procuraron prenderlo, pero nadie le echó mano, porque aún no había llegado su hora.

Ver. 30. Porque aún no había llegado su hora ] es decir, Dios no los toleraría. Aquellos que luchan y doblegan sus fuerzas contra el Señor y su Ungido están limitados por Él, en cuyas manos solamente están los problemas de la muerte, con la manera y el tiempo.

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