Pero no todos han obedecido al evangelio. Porque dijo Isaías: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio?

Ver. 16. ¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ] Gr. ακοην, nuestro oído, tomado pasivamente. De modo que César y Cicerón usan auditio para informar y rumores. Algunos se sientan ante un predicador tan insensatos como los asientos en los que se sientan, los pilares sobre los que se apoyan, los cadáveres sobre los que pisan. Otros se enfurecen, Tange montes et famigabunt, etc.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad