54-57 Antes de nuestra Pascua evangélica debemos renovar nuestro arrepentimiento. Así, mediante una purificación voluntaria y mediante ejercicios religiosos, muchos más devotos que sus vecinos pasaron algún tiempo antes de la Pascua en Jerusalén. Cuando esperamos encontrarnos con Dios, debemos prepararnos solemnemente. Ningún dispositivo del hombre puede alterar los propósitos de Dios: y mientras los hipócritas se divierten con formas y disputas, y los hombres del mundo persiguen sus propios planes, Jesús todavía ordena todo para su propia gloria y la salvación de su pueblo.

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