14-24 Todo ministro fiel puede adoptar humildemente las palabras de Cristo. Su doctrina no es su propio hallazgo, sino que proviene de la palabra de Dios, mediante la enseñanza de su Espíritu. Y en medio de las disputas que perturban al mundo, si algún hombre, de cualquier nación, busca hacer la voluntad de Dios, sabrá si la doctrina es de Dios, o si los hombres hablan de sí mismos. Sólo los que odian la verdad se entregarán a errores que serán fatales. Seguramente era tan conveniente para el designio del sábado devolver la salud a los afligidos, como administrar un rito externo. Jesús les dijo que decidieran sobre su conducta de acuerdo con el significado espiritual de la ley divina. No debemos juzgar a nadie por su apariencia externa, sino por su valor, y por los dones y las gracias del Espíritu de Dios en él.

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