19-26 Los discípulos no podían entender por qué aquella higuera se había marchitado tan pronto; pero todos los que rechazan a Cristo se marchitan; representaba el estado de la iglesia judía. No debemos descansar en ninguna religión que no nos haga fructificar en buenas obras. Cristo les enseñó desde entonces a orar con fe. Puede aplicarse a esa fe poderosa de la que están dotados todos los verdaderos cristianos, y que hace maravillas en las cosas espirituales. Nos justifica, y así elimina las montañas de culpa, para que nunca se levanten en juicio contra nosotros. Purifica el corazón, y así elimina las montañas de corrupción, y las hace claras ante la gracia de Dios. Un gran recado para el trono de la gracia es orar por el perdón de nuestros pecados; y el cuidado de esto debería ser nuestra preocupación diaria.

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