17-25 Obsérvese que el lugar para que comieran la pascua fue señalado por Cristo a los discípulos. Él conoce a los ocultos que favorecen su causa, y visitará graciosamente a todos los que estén dispuestos a recibirlo. Los discípulos hicieron lo que Jesús les había indicado. Los que quieren tener la presencia de Cristo en la pascua evangélica, deben hacer lo que él dice. Conviene que los discípulos de Cristo sean siempre celosos de sí mismos, especialmente en los tiempos difíciles. No sabemos cuán fuertemente podemos ser tentados, ni hasta qué punto Dios puede dejarnos a nosotros mismos, por lo que tenemos razones para no ser altivos, sino para temer. El examen del corazón y la oración ferviente son especialmente apropiados antes de la cena del Señor, para que, como Cristo nuestra Pascua es ahora sacrificada por nosotros, podamos celebrar esta fiesta, renovando nuestro arrepentimiento, nuestra fe en su sangre, y entregándonos a su servicio.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad