30-33 Los gentiles no conocían su culpa y su miseria, por lo que no se preocuparon de procurar un remedio. Sin embargo, alcanzaron la justicia por la fe. No haciéndose prosélitos de la religión judía y sometiéndose a la ley ceremonial, sino abrazando a Cristo, creyendo en él y sometiéndose al Evangelio. Los judíos hablaban mucho de justificación y santidad, y parecían muy ambiciosos de ser los favoritos de Dios. Buscaban, pero no de la manera correcta, no de la manera humilde, no de la manera señalada. No por la fe, no abrazando a Cristo, dependiendo de Cristo y sometiéndose al evangelio. Esperaban la justificación observando los preceptos y las ceremonias de la ley de Moisés. Los judíos incrédulos tenían una oferta justa de justicia, vida y salvación, hecha en términos evangélicos, que no les gustaba y no aceptaban. ¿Hemos procurado saber cómo podemos ser justificados ante Dios, buscando esa bendición de la manera aquí señalada, por la fe en Cristo, como el Señor nuestra Justicia? Entonces no nos avergonzaremos en ese terrible día, cuando todos los refugios de la mentira sean barridos, y la ira divina desborde todo escondite excepto el que Dios ha preparado en su propio Hijo.

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