El primer hombre era de la tierra, terrenal; el segundo hombre es el Señor del cielo - El primer hombre, siendo de la tierra, está sujeto a corrupción y disolución, como la tierra de la que vino. El segundo hombre, San Pablo, no podía decir tan bien: "Es del cielo, celestial", porque, aunque el hombre le debe a la tierra que es terrenal, el Señor no debe su gloria al cielo. Él mismo hizo los cielos y, al descender de allí, se nos mostró como el Señor.

Cristo no fue el segundo hombre en orden de tiempo; pero a este respecto, que así como Adán era una persona pública, que actuó en lugar de toda la humanidad, también lo fue Cristo. Como Adán fue el primer representante general de los hombres, Cristo fue el segundo y el último. Y lo que hicieron individualmente, no terminó en sí mismos, sino que afectó a todos a quienes representaban.

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