Que cada uno, no sólo el rico; también el que tiene poco, dé con gusto de lo poco. Según ha sido prosperado, aumentando sus limosnas como Dios aumenta sus bienes. De acuerdo con esta regla más baja de la prudencia cristiana, si un hombre cuando tiene o gana una libra da un décimo a Dios, cuando tiene o gana cien, también dará el décimo de esto. Y, sin embargo, les muestro un camino más excelente. El que tiene oídos para oír, oiga. No te fastidies en absoluto. Pero presta a Dios todo lo que puedas.

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