No se entristezcan ni se enojen consigo mismos: los pecadores deben entristecerse y enojarse consigo mismos por sus pecados; sí, aunque Dios, con su poder, saque el bien de ellos, porque eso no es gracias al pecador; pero los verdaderos arrepentidos deberían ser grandemente afectados por ello, cuando vean a Dios sacar el bien del mal. Aunque no debemos con esta consideración atenuar nuestros propios pecados, y así quitar el borde de nuestro arrepentimiento; sin embargo, puede hacer bien en atenuar los pecados de los demás y así quitar el borde de nuestros resentimientos airados.

Así lo hace José aquí. Sus hermanos no debían temer que él se vengara de ellos por un daño que la providencia de Dios había hecho para convertirlo en una ventaja tanto para él como para su familia. Ahora les dice cuánto tiempo podría durar la hambruna, cinco años todavía, Génesis 45:6 , y qué capacidad tenía para ser amable con sus parientes, que es la mayor satisfacción que la riqueza y el poder pueden dar a una buena persona. hombre.

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