No se entristezcan ni se enojen con ustedes mismosA saber, de manera inmoderada, por el daño que me hiciste; o por el peligro que os habéis traído. De lo contrario, no tiene la intención de disuadirlos de un dolor piadoso y un disgusto consigo mismos por su ofensa contra Dios, su padre y contra él mismo, para producir ese dolor y disgusto que era el principal fin que tenía a la vista en su conducta extraña y áspera hacia ellos. Los pecadores deben afligirse y enojarse consigo mismos por sus pecados; sí, aunque Dios, con su poder, les saque bien, porque no les es debido gracias por ello. Y los verdaderos arrepentidos deberían verse muy afectados cuando vean a Dios sacar el bien del mal. Pero, aunque no debemos con esta consideración atenuar nuestros propios pecados, y así quitar el borde de nuestro arrepentimiento; sin embargo, puede ser bueno atenuar así los pecados de otros, y así despejar el borde de nuestros airados resentimientos. Así lo hace José aquí.Dios , dice, me envió ante ustedes para preservar la vida. No solo sus vidas, sino la vida de todas las personas en este y los países vecinos. Y ahora, sus hermanos no tenían por qué temer que él se vengara de un daño que la providencia de Dios había hecho para convertirlo en una ventaja tanto para él como para su familia, así como para miles y miríadas de personas.

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