Pedro, habiéndolos echado a todos, para tener la mejor oportunidad de luchar con Dios en oración, dijo: Tabita, levántate. Y abrió los ojos, y al ver a Peter, se sentó - ¿Quién puede imaginarse la sorpresa de Dorcas, cuando volvió a la vida? ¿O de sus amigos, cuando la vieron viva? Por el bien de ellos mismos y de los pobres, había motivo de regocijo, y mucho más, por tal confirmación del Evangelio.

Sin embargo, para ella era una cuestión de resignación, no de alegría, ser llamada de nuevo a estas escenas de vanidad: pero sin duda, los días que le quedaban los pasó con más celo en el servicio de su Salvador y de su Dios. Así fue guardado para ella un tesoro más rico en el cielo, y después volvió a un peso de gloria mayor que aquel del que tan asombrosa providencia la había llamado por una temporada.

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