Pero Abraham dijo: Hijo, según la carne. ¿No es digno de observación que Abraham no injuriará ni siquiera a un alma condenada? ¿Se insultarán los vivos los unos a los otros? En tu vida recibiste tus cosas buenas; elegiste y aceptaste las cosas mundanas como tu bien, tu felicidad. ¿Y puede alguien no saber por qué estaba en tormentos? Esta maldita idolatría, si no hubiera habido nada más, fue suficiente para hundirlo en el infierno más recóndito.

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