Con la medida con que midan, se les medirá. ¡Palabras espantosas! Así que podemos, por así decirlo, elegir por nosotros mismos si Dios será severo o misericordioso con nosotros. Dios y el hombre favorecerán a los sinceros y benévolos: pero deben esperar juicio sin misericordia, que no han tenido misericordia.

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