Lo que ha visto y oído, da testimonio.

No tiene necesidad de instrucción, porque el del cielo sabe personalmente de lo que testifica.

No, el hombre recibe su testimonio.

El mundo, en el tiempo del apóstol Juan todavía rechazaba a Cristo. Aquí y allá había iglesias que honraban al Maestro, pero la humanidad rehusaba recibir su testimonio.

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Nuevo Testamento