no tengo quien me meta en el estanque cuando el agua está revuelta.

Su atención estaba emocionada, pero su único pensamiento era ser sanado por la piscina. Explica que no tiene hombre que lo meta en la piscina, y que sus movimientos son tan lentos a causa de su debilidad que alguien más siempre se le adelanta. Su respuesta revela las ideas que prevalecieron. El agua se agitaba a intervalos, probablemente por un manantial intermitente, y suponían que el primero que entrara después recibiría el beneficio. Sólo uno podría ser curado en. tiempo. Sin duda, muchos lo eran, incluso sin ellos. milagro. En las enfermedades nerviosas la fe es el gran poder curativo.

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