Señor, no tengo hombre, etc.— Se queja de la falta de amigos que le ayuden: "No tengo hombre, ningún amigo que me haga esa bondad". Uno pensaría que algunos de los que habían sido sanados ellos mismos; le hubiera echado una mano: pero es común que los pobres se vean privados de amigos; nadie se preocupa por su alma. Para los enfermos y los impotentes, es una verdadera obra de caridad trabajar por ellos, como aliviarlos; y así los pobres son capaces de ser caritativos unos con otros. Podemos observar con qué dulzura habla este hombre de la crueldad de los que le rodean, una lección para todos sobre las desgracias.

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