(4:18) La segunda forma en que contristamos al Espíritu Santo es perder nuestra sensibilidad al pecado y permanecer ignorantes de la verdad al permanecer ignorantes de la Palabra de Dios y fríos a la comunión con otros creyentes. La "ignorancia" no se impone sino que es el resultado de un corazón y una mente que se han apartado de Dios en rechazo a sus súplicas.

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