2 A Timothy, mi propio hijo Esta recomendación no es un elogio pequeño. Pablo quiere decir con eso que es dueño de Timothy para ser un hijo verdadero y no un bastardo, y desea que otros lo reconozcan como tal; e incluso aplaude a Timothy de la misma manera que si fuera otro Paul. Pero, ¿cómo concuerda esto con la orden judicial dada por Cristo, (Mateo 23:9,) "No llames hombre a tu padre en la tierra?"

¿O cómo está de acuerdo con la declaración del apóstol,

"Aunque tenéis muchos padres según la carne, aún hay Uno que es el Padre de los espíritus". (1 Corintios 4:15; Hebreos 12:9.) (2)

Respondo, mientras Pablo reclama para sí mismo la denominación de padre, lo hace de tal manera que no quita ni disminuye la porción más pequeña del honor que se le debe a Dios. (Hebreos 12:9.) Es un proverbio común "Lo que se coloca debajo de otro no está en desacuerdo con él". El nombre padre, aplicado a Pablo, con referencia a Dios, pertenece a esta clase. Solo Dios es el Padre de todos en la fe, porque nos regenera a todos por su palabra y por el poder de su Espíritu, y porque ninguno sino él otorga fe. Pero aquellos a quienes él está gratamente complacido de emplear como ministros para ese propósito, también se les permite compartir con él en su honor, mientras que, al mismo tiempo, se separa de nada que le pertenezca. Así, Dios, y solo Dios, estrictamente hablando, fue el Padre espiritual de Timoteo; pero Pablo, quien fue el ministro de Dios al engendrar a Timoteo, reclama este título, por lo que puede llamarse un derecho subordinado.

Gracia, misericordia, paz. En lo que se refiere a la palabra misericordia, se ha apartado de su costumbre habitual al presentarla, movido, tal vez, por su afecto extraordinario por Timoteo. Además, él no observa el orden exacto; porque él coloca primero lo que debería amar al final, es decir, la gracia que fluye de la misericordia. Por la razón por la cual Dios al principio nos recibe en favor y por qué nos ama es porque es misericordioso. Pero no es inusual mencionar la causa después del efecto, en aras de la explicación. En cuanto a las palabras gracia y paz, hemos hablado en otras ocasiones.

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