27. Tampoco le dé lugar (τῷ διαβόλῳ) al diablo. Soy consciente de la interpretación que algunos dan de este pasaje. Erasmo, que lo traduce, "ni cede lugar al calumniador" (calumniatori) muestra claramente que él entendió que se refería a hombres maliciosos. Pero no tengo dudas, la intención de Paul era protegernos de permitir que Satanás tome posesión de nuestras mentes y, al mantener en sus manos esta ciudadela, hacer lo que le plazca. Todos los días sentimos lo imposible o, al menos, lo difícil que es curar el odio prolongado. ¿Cuál es la causa de esto, sino que, en lugar de resistir al diablo, le cedemos la posesión de nuestro corazón? Antes de que el veneno del odio llegue al corazón, la ira debe ser completamente desalojada.

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