27. Sí, Señor. Para demostrar que ella cree lo que había escuchado a Cristo decir sobre sí mismo, que él es la resurrección y la vida, Marta responde que ella cree que él es el Cristo y el Hijo de Dios; y de hecho este conocimiento incluye la suma de todas las bendiciones; porque siempre debemos recordar para qué propósito se le prometió al Mesías y qué deber le atribuyen los profetas. Ahora, cuando Marta confiesa que fue él quien vendría al mundo, ella fortalece su fe con las predicciones de los profetas. De ahí se deduce que debemos esperar de él la restauración total de todas las cosas y la felicidad perfecta; y, en resumen, que fue enviado a erigir y preparar el estado verdadero y perfecto del reino de Dios.

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