7. Está escrito: No tentarás al Señor tu Dios. La respuesta de Cristo es la más apropiada. No hay otra manera, en la que tengamos derecho a esperar la asistencia prometida en ese pasaje, que cuando los creyentes se someten humildemente a su guía: porque no podemos confiar en sus promesas, sin obedecer sus mandamientos. Dios es tentado de muchas maneras: pero en este pasaje, la palabra tentación denota el descuido de esos medios que pone en nuestras manos. Aquellos que dejan los medios que Dios recomienda, y resuelven probar su poder y poder, actúan tan absurdamente como si alguien cortara los brazos y las manos de un hombre, y luego le ordenara que trabajara. En resumen, quien desee hacer un experimento del poder divino, cuando no sea necesario, tienta a Dios al someter sus promesas a un juicio injusto.

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