Os rogamos en lugar de Cristo, reconciliaos con Dios. Como embajadores de Cristo, como si Cristo os rogase por medio nuestro, os suplicamos que renunciéis a vuestra voluntad para reconciliaros con Dios. Vean qué diligencia, qué energía, qué celo despliega el Apóstol en sus esfuerzos por convertir a los corintios.

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Antiguo Testamento