Mas vosotros no creéis, &c. No os someteréis a Mí como vuestro Pastor, ni me aceptaréis como vuestro Mesías. Más bien queréis que Me someta a vosotros y que sea Mis superiores, censores y calumniadores. Es la ambición la que os hace envidiarme la jefatura de la Iglesia; y que rehusáis creerme. S. Agustín por "ovejas" entiende a los elegidos. Pero esta no es la causa propia ni adecuada de que rechacen a Cristo.

Porque la reprobación no es la causa, sino el resultado de la incredulidad y el pecado. No fue que Dios hubiera desechado a los judíos por lo que pecaron por incredulidad. Pero fue porque eligieron no creer y pecar, que Dios los desechó. Y no fue causa adecuada, porque muchos de los que no creyeron en El, creyeron en El después por la predicación de los apóstoles. Y otra vez creyeron en Cristo algunos que no estaban predestinados, pero después cayeron en pecado, como Judas y otros.

versión 27. Mis ovejas oyen mi voz. Él les deja la inferencia a ellos: pero vosotros no escucháis mi voz, y por tanto no sois Mis ovejas. (Ver arriba, ver. 4.) Ver. 28. Y yo les doy vida eterna. Las ovejas de Cristo son de dos tipos: primero, todos los cristianos; y en segundo lugar, los únicos que están predestinados a la gloria. Las palabras de Cristo se relacionan con la segunda clase. Y S. Agustín muestra por qué no perecen.

Porque son de aquellas ovejas de las que se dice: "El Señor sabe quiénes son suyos". Son especialmente las ovejas de Cristo, ninguna de las cuales perece. Y, sin embargo, de la primera clase, Cristo también dice: "Yo les doy vida eterna", es decir, hasta donde puedo. Les hago la promesa. Les doy todas las ayudas necesarias. Deseo su salvación. Si alguno de ellos perece, no es culpa Mía sino de ellos, porque no cooperarán con Mi gracia.

Porque ni el diablo ni nadie más puede arrebatarlos de Mi mano, si deciden permanecer en ella, y no serán arrebatados. Porque mi gracia, si cooperan con ella, tiene poder para evitar que sean quitados de Mí. Pero si me dejan por su propia voluntad, no es un desgarro, sino su propio acto voluntario. Así S. Cirilo, Leoncio, Teofilacto y Maldonato. Cristo quiere decir que ningún poder puede arrebatarlos, pero tienen plena libertad para alejarse de Cristo.

Yo les doy vida eterna , es decir, si permanecen en la fe y en la obediencia a Mí. La doy en este mundo por gracia con esperanza, y la daré en lo sucesivo en gloria. Él invita a los judíos por medio de esta promesa a convertirse en Sus ovejas, y los reprende por negarse a hacerlo. Los fieles están en la "mano", es decir bajo la protección y tutela de Cristo. Esto está representado por la mano , que ministra a todo el cuerpo (ver S. Isidoro, Etym. xi. 1).

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