Bienaventurados los pobres ... de espíritu (Ver S. Mat 5:3), porque la pobreza de espíritu es una virtud rica y preciosa. Por lo tanto, S. Ambrosio concluye con razón que la pobreza, las privaciones y el dolor, que el mundo tiene por malos, no sólo no son obstáculos, sino que, por el contrario, han sido declarados por Aquel que no podía engañar ni ser engañado, para ser de gran ayuda para el logro de una vida santa y feliz.

El mismo escritor continúa dando la razón por la cual S. Lucas ha reducido el número de las bienaventuranzas a cuatro. Se contentó con que incluyeran las cuatro virtudes cardinales. la justicia, que, no codiciando los bienes ajenos, se goza en la santa pobreza; la templanza, que prefiere sufrir escasez que estar lleno; la prudencia, que elige afligirse aquí, en espera del gozo que se revelará; y Fortaleza, que por Cristo y su Evangelio, soporta la persecución y así triunfa sobre todo enemigo.

Por eso leemos que los pobres, los templados, los que tienen hambre y sed de justicia (S. Mateo), los justos, los que lloran, los prudentes que desprecian las cosas terrenales y buscan las celestiales, los odiados por sus semejantes, no por causa alguna fe, sino por causa del Evangelio, los que, firmes en la fe, buscan la felicidad futura agradando a Dios antes que a los hombres, que éstos son verdaderamente bienaventurados.

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