No hay nadie que la guíe - La imagen aquí se toma de la condición de alguien que está bajo la influencia de un embriagador y que necesita a alguien para sostenerse y guiarlo. La idea es que, entre todos los habitantes de Jerusalén en el momento de la calamidad, no había nadie que pudiera restaurar el orden en los asuntos agitados y distraídos de la nación. Toda su sabiduría fue destruida; sus consejos perplejos; Su poder superado.

Todos los hijos que ella dio a luz - Todos los habitantes de Jerusalén.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad