Una conclusión de lo más llamativa, en la que sale a relucir la verdad espiritual que toda la narración pretende transmitir. Los enemigos del Señor perecerán como el ejército de Sísara, y todas sus esperanzas se acabarán, como las de la madre de Sísara, en amarga desilusión y vergüenza; pero todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. Compare ; .

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