Así perezcan todos tus enemigos, oh SEÑOR; pero los que le aman sean como el sol cuando sale con su fuerza. Y la tierra descansó cuarenta años.

Así perezcan todos tus enemigos, oh Señor... La oda concluye con un deseo al unísono con el carácter piadoso y patriótico de la profetisa. La autora de la canción parece echar al final una mirada retrospectiva a los acontecimientos de esa batalla tan agitada; y después de expresar la esperanza de que todos los enemigos del Señor compartan el destino de Sísara y su ejército, pronuncia una ferviente oración para que Israel, como verdadero pueblo de Dios, pueda seguir en adelante un curso de prosperidad nacional tan brillante y beneficioso como el sol del verano.

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