El cántico termina tan bellamente en oración como había comenzado en alabanza: a cuyo contenido todo amante del Señor Jesús y de su Iglesia, no puede dejar de decir Amén. Los que aman la iglesia de Dios, deben odiar a los enemigos de esa iglesia, porque no hay ser neutral en esta guerra santa. El llamado de cada corazón es como el del salmista, Salmo 139:21 .

Cuarenta años de descanso fue una bendita consecuencia de esta victoria. Pero ¡oh! ¡Qué descanso eterno ha obtenido el Señor Jesús por su victoria sobre el pecado, la muerte, el infierno y el sepulcro! ¿Y cómo él mismo se ha convertido en el resto del alma? Isaías 25:8 ; Mateo 11:28 ; Hebreos 4:9

REFLEXIONES

¡MIRAD! Alma mía con santa alegría, ¡cuán infinitos son los recursos en la fidelidad del Dios de Israel! ¿Qué no ha hecho? ¡Qué no es capaz de lograr! Y aunque Israel no lo merecía, sin embargo, Jehová obró por amor de su nombre, y para que él pudiera dar a conocer su poder.

¿Y no hay nada en todo esto que lleve el corazón tanto del escritor como del lector en el descubrimiento de liberaciones similares? Si Débora y Barac tuvieron su día de triunfo en las manifestaciones del Señor para Israel, ¿no podemos tú y yo mirar atrás, hermano mío, y contar el día en que tuvimos motivos para alabar al Señor por la venganza de Israel? ¡Oh! sí, confía en que los dos bien podemos contar el día en que el Señor Jesús desnudó su santo brazo y rescató nuestras almas de las flechas del enemigo, en lugar de sacar agua de los pozos de la salvación.

Durante mucho tiempo nuestros enemigos se opusieron a nuestro camino, y las carreteras de las ordenanzas fueron desocupadas por nosotros, hasta que Jesús se levantó y llevó cautivo el cautiverio. Entonces, querido Señor, cuando saliste de Seir, cuando marchaste fuera del campo de Edom, entonces las montañas del pecado en nuestra naturaleza se derritieron ante el Sol de Justicia al salir, y el Sinaí con todos sus terrores cedió en la presencia de Jesús. ¡Oh! danos gracia, amado Redentor, para despertar y cantar un cántico, sí, un cántico de salvación, al Señor Jehová. Sea éste el gozo eterno de nuestro corazón: el Señor es nuestra fuerza y ​​nuestro cántico, y él es nuestra salvación.

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