Le fue entregado - Por el ministro de la sinagoga, o el guardián de los libros sagrados. Se guardaron en un "arca" o cofre, no lejos del púlpito, y el ministro se los dio a quien él eligiera, para leerlos públicamente.

El libro - El volumen contenía la profecía de Isaías. Parecería, a partir de esto, que los libros se mantuvieron separados, y no unidos en uno como con nosotros.

Cuando abrió el libro - Literalmente, cuando "desenrolló" el libro. Los libros, entre los antiguos, se escribían en pergaminos o vitelas, es decir, pieles de bestias, y se "enrollaban" en dos rodillos, comenzando en cada extremo, de modo que mientras leían se deslizaban de uno a otro. Se utilizaron diferentes formas de libros, pero esta fue la más común. Cuando lo usó, el lector desenrolló el manuscrito hasta el lugar que deseaba encontrar, y mantuvo delante de él todo lo que leía. Cuando se terminó el rodillo, se depositó cuidadosamente en una caja.

El lugar donde se escribió - Isaías 61:1.

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