Porque si la prontitud está allí, es aceptable según lo que uno tiene, no según lo que no tiene. [Así como tuviste una vez la voluntad de dar, deja que tu voluntad se perfeccione en el hacer, y toma la colecta de acuerdo a tu capacidad de dar, porque si un hombre está dispuesto a dar, Dios acepta el regalo, no valorándolo según su magnitud, sino según la proporción que guarde con los medios en posesión del dador.]

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