Porque si primero hay una voluntad dispuesta, se acepta según lo que el hombre tiene, y no según lo que no tiene.

Ver. 12. Se acepta ] Sic minimo capitur thuris honore Deus. El sacrificio de Noé no pudo ser grande, pero fue muy aceptado. Jacob hizo que sus hijos tomaran un poco de todo lo bueno y se lo llevaran de regalo al señor de Egipto. Saúl y su criado le presentan a Samuel la cuarta parte de un siclo, por el valor de unos cinco denarios. El agradecimiento (habían aprendido) no era medido por Dios y por los hombres buenos por el peso, sino por la voluntad del retribuidor.

Dios pide aquello a lo que el corazón de un hombre lo inclina a hacer, sea más o menos; tan bajo se rebaja su alteza a nuestra mezquindad, prefiriendo la voluntad de la mente antes que la dignidad del trabajo. El ácaro de esa pobre viuda estaba más allá de la magnificencia del hombre rico, porque provenía de una mente más rica.

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